Capítulo 07.
Jungkook se encontraba en su departamento pasando el rato con uno de sus mejores amigos, un alfa rubio de ojos negros que podía ser un dolor de cabeza si se lo proponía, pero que a pesar de todo, era un buen amigo, aunque sus consejos fuesen una mierda.
Todas las malas decisiones que ha tomado a lo largo de su vida se las debe a él.
Ambos se conocían desde la escuela primaria cuando eran apenas unos cachorritos de papás.
La primera vez que se habían visto fue en la hora del recreo cuando unos niños se encontraban molestando al alfa rubio y Jungkook lo defendió tomando una de las bandejas para su desayuno y estampándola sobre los otros niños, claro que Jungkook se ganó una sanción por parte de sus padres y la rectora de la institución lo expulsó 3 días y se tuvo que disculpar con los niños a los que golpeó quienes no recibieron ninguna reprimenda.
Los padres de Jungkook en ese aspecto estuvieron en desacuerdo con que su hijo haya sido el único sancionado y hablaron con la alfa a cargo del lugar para que los otros igual tuviesen su merecido al ser potenciales bravucones.
El pequeño alfa rubio le agradeció a Jeon cuando regresó a la escuela a los 3 días ofreciéndole de su rico desayuno con unos juguitos que su mami omega le había mandado en su lonchera con dibujos de avioncitos, ganándose una gran sonrisa por parte del niño rizado.
Desde entonces los dos se hicieron los mejores amigos y nunca se habían separado.
Ambos alfas se encontraban en el mullido sofá color chocolate viendo una película mientras comían una pizza, tomaban unas bebidas de jugo verde y platicaban sobre cualquier cosa que les haya sucedido, sin importar si es interesante o no.
Los dos platicaban de cualquier cosa trivial.
—Uy, casi me atrapa esa —dijo el alfa rubio mientras veía el celular del rizado el cuál había tomado sin que éste se diese cuenta de ello—. No, no, por su puesto que no, jamás, quizás, claro que no, nunca, puede ser, NO, definitivamente no, ni en un millón de años —decía mientras pasaba las opciones de posibles citas.
Jungkook frunció el ceño cuando escuchó las negaciones de su amigo y notó que traía su celular en mano.
—Jin, ¿qué es lo que estás haciendo con mi celular? —preguntó confuso.
—¿Cómo se dice "no, gracias" en francés? —preguntó ignorando monumentalmente a Jungkook—. Ah, ya, non merci —dijo con una sonrisa mientras seguía ignorando al ojiverde y deslizaba el dedo por la pantalla rechazando citas—. Oh, él es lindo, ¡y tiene un gatito! —exclamó con emoción Jin mostrándole la pantalla del celular a Jungkook por primera vez, enseñándole a un muy bonito omega de ojos color miel, tez blanca y pequeños rulos.
—Espera, ¿estás buscando citas desde mi celular y desde mi cuenta? ¿Por qué? Tú tienes tu propio celular y tu propia cuenta —preguntó confundido frunciendo el entrecejo y arrebatándole su celular al rubio para comenzar a revisar que no haya hecho alguna tontería.
—Porque ya te dije, tengo unos ex's obsesivos de los que no me puedo deshacer —rezongó el alfa cuando Jeon le quitó el aparato—. Están sobre mi todo el tiempo —se quejó.
—¿Sabes cuál es el problema con ellos? —preguntó.
—Tienen esos ojos de locos, ¿cierto? —respondió asintiendo con la cabeza y con una mueca.
—No —negó—. El compromiso, yo no necesito algo así, necesito un holidate —dijo cómo si fuese la respuesta a todos sus problemas.
—¿Dijiste un qué? —preguntó más confundido por la palabra extraña que había utilizado su amigo.
Pero Jungkook lo ignoró y frunció el ceño cuando una llamada de un número desconocido llegó a su celular, podría ser un posible estafador pero igual contestó, la curiosidad era más fuerte.
—¿Hola? —inquirió confundido.
—Oh, hola, soy Jimin, no sé si te acuerdas de mí, nos conocimos el miércoles en el centro comercial —dijo una suave voz através de la línea telefónica.
El alfa de Jungkook comenzó a dar brinquitos por la emoción que le causó volver a escuchar al bonito omega que había proclamado como suyo en el centro comercial al quedar hipnotizado por el rico olor a frutos rojos, almendras y vainilla que emanaba el lindo ojiazul.
Ese omega traía como loco al alfa del ojiverde, éste rugía por querer llamar la atención del lindo chico para que lo notara y pudiera soltar su fuerte pero rico olor a whisky, madera y césped para que se le hiciera más fácil ganar la atención de ese hermoso ser que quería que fuese solo suyo, solo de él, de nadie más.
La idea de que alguien más esté con su omega, volvía loco al lobo, y hacía que sacara sus grandes colmillos, gruñera y dejara salir un olor más fuerte y amargo, no podía permitir que otro asqueroso alfa tocara lo que por derecho y decisión del destino era suyo.
—Oh, hola Jimin, sí, si me acuerdo de ti —respondió el alfa cuando recordó a cierto omega de lindos ojos, cuerpo de envidia con el jodido olor más rico que haya olido en toda su puta y mediocre vida.
Jin lo miró con curiosidad tiñendo su rostro y lo miró con interrogación.
Jungkook le guiñó un ojo y le hizo un ademán que en un momento le diría todo.
—Dije "escríbeme", no "llámame" —bromeó el alfa con el omega.
—Oye, pero ¿qué es un holidate? Nunca me dijiste que es lo que era eso —acusó Jin cuando vio que el rizado se dirigió a la cocina para hablar en privado—. ¡¿Es una nueva app de ligue?! —preguntó en un grito para que su amigo lo escuchara pero claramente no recibió respuesta alguna—. Imposible estar al día —dijo resignado el rubio para si mismo.
—Ja ja, que gracioso eres —respondió sarcástico el omega.
Jungkook sonrió por su actitud, le gustaba mucho eso del omega pero no lo admitiría.
—Gracias, ¿quieres que te cuente uno de mis chistes? Son los mejores —esbozó una hermosa sonrisa de autosuficiencia.
—Mmm, déjame pensarlo —dijo el omega—. No —respondió.
—¿Qué? ¿Por qué no? —preguntó indignado.
—Porque no, alfa, supera —respondió Jimin rodando los ojos pero recordó que Jungkook no podría verlo.
Alfa.
Esa palabra fue la única que obtuvo toda su atención como la de su lobo, habían sido llamados "alfa" por el precioso omega.
El lobo de Jeon saltó aún más de alegría, Jungkook no se encontraba mejor pero lo disimuló y se convenció que solo fue una reacción natural al ser un alfa y ser llamado por su casta por algún omega.
—De acuerdo, para la próxima será y no te podrás negar —sentenció.
—Lo que tú digas, rizitos de oro —le dio por su lado el rubio—. Bien, entonces, ¿sigue en pie lo de la salida? —preguntó con un poco de nerviosismo en su voz.
—Si, entonces... ¿Aceptas? —preguntó con una sonrisa plasmada en su rostro.
—Si, ¿a qué hora pasas por mi? —quiso saber con intriga el ojiazul.
—¿A las 10 te parece bien? —preguntó haciendo memoria para saber si tenía algo que hacer.
—Si, a las 10 está perfecto —aceptó.
—Bien, te veo en 3 días, omega —acordó el mayor.
Jimin sintió mariposas en su estómago al ser llamado así pero lo disimuló, agradecía estar en una llamada y que el alfa no lo podía ver.
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